viernes, 9 de noviembre de 2012

Los lectores, somos de lo peor, sí no nos seducen/cautivan desde las primeras líneas, los abandonamos. A veces damos breves atisbos a los contenidos centrales, tratando de diagnosticar, le damos la vuelta y emitimos el juicio inquisidor. Dicha condición se extiende al olvido, o en el mejor de los casos a un rencuentro reinterpretativo.